FAO, 2º CONFERENCIA SOBRE NUTRICIÓN: BIODIVERSIDAD, NO A LA COMIDA CHATARRA Y COMERCIO JUSTO
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12:58
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Nadine Heredia
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FOTO: AFP |
Roma, 20 de noviembre del 2014. La primera dama del Perú, Nadina Heredia, Embajadora especial de la quinua ante la FAO, pronunció esta mañana un discurso en la 2ª Conferencia Internacional sobre Nutrición, en presencia de delegados de 170 países, de Papa Francisco y de la reina Letizia de España. Nadine declaró la necesidad de políticas de apoyo a las familias campesinas y en particular a las mujeres campesinas, garantes de la biodiversidad. Además se declaró en contra de la comida chatarra, y auspició un comercio multilateral "abierto, no discriminatorio y equitativo".
Escucha aquí el discurso FAO, NAdine Heredia pronuncia discurso Lee aquí el texto completo del discurso:
Excma. Sra. Doña Nadine Heredia,
Primera Dama del Perú
Muy buenos días a todas y todos los presentes.
Esta es sin duda una oportunidad
excepcional cuya convocatoria
agradecemos a la FAO y a
la OMS.
Tras 22 años hubiese sido realmente un logro de la humanidad tener
aquí
mejores noticias.
Ciertamente las cifras han mejorado, pero la malnutrición sigue siendo un tema central en el actual debate sobre
la Agenda de Desarrollo más allá del 2015.
Hoy en el mundo conviven el hambre y la desnutrición con
la obesidad y el sobrepeso,
nuevos males asociados a la malnutrición. Todo ello como expresión de un sistema que privilegia el lucro, el
consumismo desenfrenado y el individualismo,
por encima del
bienestar, el bien común y la salud de las personas. Quisiera referirme
a
tres
aspectos
que considero cruciales para avanzar en
garantizar el derecho a la alimentación
y la salud de
nuestras futuras generaciones.
1. Hoy más que nunca, necesitamos volver la mirada a quienes
silenciosamente han venido proporcionando alimento al mundo, cuidando con cariño nuestra
valiosa biodiversidad.
Paradójicamente, son ellos quienes muchas veces se encuentran en
los
primeros puestos de la desnutrición y la pobreza.
Las familias agricultoras,
guardianas de cultivos ancestrales
como la quinua, y de técnicas seculares como la andenería de los incas, tienen
en sus manos la protección
de la gran despensa de la biodiversidad
alimenticia del planeta.
Pero su trabajo no es fácil. Las actividades extractivas, la voracidad de la tala y la minería ilegal, el tráfico ilegal internacional de germoplasma,
los
coloca en situación de vulnerabilidad y pone en riesgo la disposición
de alimentos frescos para los mercados locales.
Apoyar desde los gobiernos a las familias y sobretodo
a las
mujeres agricultoras
es una forma concreta de trabajar para garantizar
la diversidad genética de las semillas y el mantenimiento de los
conocimientos
tradicionales, sin dejar de aprovechar los nuevos
conocimientos que nos brinda la biotecnología. Exigimos respeto y
reconocimiento a las tradiciones y hábitos de nuestras culturas originarias.
2. Tenemos por otro
lado,
una tarea
pendiente
en el campo
educativo para promover hábitos saludables de alimentación.
Nuestros niños y jóvenes están expuestos a una avalancha publicitaria que esconde el uso de ingredientes artificiales en proporciones
que
resultan dañinas para su salud, como azucares y grasas trans.
Urge en nuestras
sociedades limitar el
consumo de “comida chatarra”
y educar a las nuevas generaciones
para
un consumo responsable avalado por legislación que ponga por delante la vida y la salud de
las
personas.
De poco serviría salvaguardar nuestra biodiversidad, promover la
producción de alimentos frescos y saludables,
si a
la par nuestros Estados
no procuraran
crear conciencia
sobre prácticas de
alimentación saludable y no protegen normativamente a su población
del
gran negocio de la alimentación empaquetada.
3. Y aquí, cabe sumarse a las voces que reclaman una revisión y
mejoras a
las políticas comerciales que en su formulación actual, deja
en algunos casos, atado de manos a los Estados que tienen el deber de
proteger la salud y bienestar de su población.
Es necesario promover un sistema de comercio multilateral que, además de ser
universal,
sea abierto, no discriminatorio
y equitativo, que ponga
en
el centro de su preocupación a las personas, su salud, su derecho a la alimentación y a la vida plena
sin utilizar los alimentos como instrumento
de presión política
o económica.
Finalmente, deseo
expresar mi
firme respaldo a la
Declaración Política y al Marco de Acción que se aprobarán en esta Segunda
Conferencia
Internacional sobre Nutrición, y a las
importantes medidas propuestas.
Este es un trabajo de largo aliento,
que compromete a los estados, a
la sociedad civil, al empresariado y la cooperación, en un impulso
adicional para la consecución
de
las metas. Sin olvidar que detrás de esas
metas, de esos números, hay rostros e historias.
Es preciso recordar que en los últimos tramos de las frías estadísticas se
encuentran los que
viven
más
alejados, los
indígenas, los que tienen menor información, menor acceso a los
recursos y servicios de sus Estados. Hay que evitar por todos los
medios que la cultura del descarte los considere
un porcentaje improbable de atender. A ellos les debemos nuestro mejor esfuerzo.
MUCHAS GRACIAS
Fuente: FAO
Excma. Sra. Doña Nadine Heredia,
Primera Dama del Perú
Muy buenos días a todas y todos los presentes.
Esta es sin duda una oportunidad
excepcional cuya convocatoria
agradecemos a la FAO y a
la OMS.
Tras 22 años hubiese sido realmente un logro de la humanidad tener
aquí
mejores noticias.
Ciertamente las cifras han mejorado, pero la malnutrición sigue siendo un tema central en el actual debate sobre
la Agenda de Desarrollo más allá del 2015.
Hoy en el mundo conviven el hambre y la desnutrición con
la obesidad y el sobrepeso,
nuevos males asociados a la malnutrición. Todo ello como expresión de un sistema que privilegia el lucro, el
consumismo desenfrenado y el individualismo,
por encima del
bienestar, el bien común y la salud de las personas. Quisiera referirme
a
tres
aspectos
que considero cruciales para avanzar en
garantizar el derecho a la alimentación
y la salud de
nuestras futuras generaciones.
1. Hoy más que nunca, necesitamos volver la mirada a quienes
silenciosamente han venido proporcionando alimento al mundo, cuidando con cariño nuestra
valiosa biodiversidad.
Paradójicamente, son ellos quienes muchas veces se encuentran en
los
primeros puestos de la desnutrición y la pobreza.
Las familias agricultoras,
guardianas de cultivos ancestrales
como la quinua, y de técnicas seculares como la andenería de los incas, tienen
en sus manos la protección
de la gran despensa de la biodiversidad
alimenticia del planeta.
Pero su trabajo no es fácil. Las actividades extractivas, la voracidad de la tala y la minería ilegal, el tráfico ilegal internacional de germoplasma,
los
coloca en situación de vulnerabilidad y pone en riesgo la disposición
de alimentos frescos para los mercados locales.
Apoyar desde los gobiernos a las familias y sobretodo
a las
mujeres agricultoras
es una forma concreta de trabajar para garantizar
la diversidad genética de las semillas y el mantenimiento de los
conocimientos
tradicionales, sin dejar de aprovechar los nuevos
conocimientos que nos brinda la biotecnología. Exigimos respeto y
reconocimiento a las tradiciones y hábitos de nuestras culturas originarias.
2. Tenemos por otro
lado,
una tarea
pendiente
en el campo
educativo para promover hábitos saludables de alimentación.
Nuestros niños y jóvenes están expuestos a una avalancha publicitaria que esconde el uso de ingredientes artificiales en proporciones
que
resultan dañinas para su salud, como azucares y grasas trans.
Urge en nuestras
sociedades limitar el
consumo de “comida chatarra”
y educar a las nuevas generaciones
para
un consumo responsable avalado por legislación que ponga por delante la vida y la salud de
las
personas.
De poco serviría salvaguardar nuestra biodiversidad, promover la
producción de alimentos frescos y saludables,
si a
la par nuestros Estados
no procuraran
crear conciencia
sobre prácticas de
alimentación saludable y no protegen normativamente a su población
del
gran negocio de la alimentación empaquetada.
3. Y aquí, cabe sumarse a las voces que reclaman una revisión y
mejoras a
las políticas comerciales que en su formulación actual, deja
en algunos casos, atado de manos a los Estados que tienen el deber de
proteger la salud y bienestar de su población.
Es necesario promover un sistema de comercio multilateral que, además de ser
universal,
sea abierto, no discriminatorio
y equitativo, que ponga
en
el centro de su preocupación a las personas, su salud, su derecho a la alimentación y a la vida plena
sin utilizar los alimentos como instrumento
de presión política
o económica.
Finalmente, deseo
expresar mi
firme respaldo a la
Declaración Política y al Marco de Acción que se aprobarán en esta Segunda
Conferencia
Internacional sobre Nutrición, y a las
importantes medidas propuestas.
Este es un trabajo de largo aliento,
que compromete a los estados, a
la sociedad civil, al empresariado y la cooperación, en un impulso
adicional para la consecución
de
las metas. Sin olvidar que detrás de esas
metas, de esos números, hay rostros e historias.
Es preciso recordar que en los últimos tramos de las frías estadísticas se
encuentran los que
viven
más
alejados, los
indígenas, los que tienen menor información, menor acceso a los
recursos y servicios de sus Estados. Hay que evitar por todos los
medios que la cultura del descarte los considere
un porcentaje improbable de atender. A ellos les debemos nuestro mejor esfuerzo.
MUCHAS GRACIAS
Fuente: FAO
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